¿Cómo funciona un reloj medieval?

Vamos a tratar de explicar a grandes rasgos cómo funciona el esquema de lo que denominamos reloj mecánico.

En primer lugar necesitamos un motor capaz de mover el mecanismo. Estará constituido en primer término cronológico por la fuerza de la gravedad en forma de pesas y posteriormente, por un resorte en los relojes de sobremesa o portátiles.
El esfuerzo de estos motores se transmite a una gran rueda dentada (rueda real) y esta, a su vez, lo transmite a otras ruedas (rueda coronilla y rueda catalina), de tal manera que el último móvil girará muy deprisa, mientras que el más cercano a la fuerza motriz lo hará muy lentamente.

¿Cómo funciona un reloj medieval? - Ardavín Relojes Medievales Siglo XV

Para entender cómo funciona el pausado y regular movimiento del reloj, hay que entender que está impuesto por un regulador que representa la norma del tiempo. Este mecanismo fundamental está compuesto por el escape y el regulador y merece una descripción detallada. El escape de paletas es el primero que se conoce y a pesar de posteriores inventos muy perfeccionados, ha de perdurar en ciertos relojes hasta mediados del siglo XIX. Se compone este escape de un eje o «verga» con dos pequeñas paletas adheridas, formando un ángulo recto entre sí.

Estas paletas engranan alternativamente en los dientes de una rueda llamada «corona» o «rueda de encuentro» y popularmente «rueda catalina» en nuestro país, en recuerdo del instrumento utilizado para el suplicio de esta Santa. La fuerza motriz hace girar la rueda catalina pero el vaivén alternado de las paletas frena su marcha provocando pequeños saltos.

Es este girar sincopado el que produce el característico «tic-tac» del reloj y fundamenta todo sistema de escape.

 

Pero este por sí solo no garantiza la marcha lenta y regular del reloj, ha de ser complementado por un regulador o controlador del tiempo. Los más primitivos están constituidos por un simple volante de vaivén llamado «balancín» o por el «foliot» , que es una barra ranurada provista de pesas regulables en sus extremos. Este sistema va rígidamente acoplado al extremo de la verga del escape de paletas y tiene como misión el imponer cierta frecuencia al reloj.

Naturalmente, la esfera horaria de estos relojes dispone de una aguja única; el minutero hará su aparición con el péndulo, en el siglo XVIII.
Todo el mecanismo de un reloj gótico está construido en hierro y contenido en un armazón o jaula sin platinas, del mismo metal. Esto es tan característico de la época, que se conocen también por «relojes de hierro», o «relojes esqueleto» sin caja. Los encajes de la jaula se aseguran por medio de chavetas y en todo el mecanismo no se encuentra un solo tornillo hasta 1550.

Es importante entender cómo funciona este mecanismo registrador del tiempo tan primitivo ya que se mantiene inmutable en sus componentes básicos hasta nuestros días.

 

En la actualidad, estos sistemas mecánicos que acabamos de describir se pueden observar en perfecto funcionamiento en los relojes de Ardavín.
Gracias al cuidado y esmero con que se fabrican, estos relojes tienen un carácter auténticamente medieval: los dientes de las ruedas real, coronilla y horaria tienen mucha profundidad. Con ello se pretende imitar las ruedas originales en las que, con una lima, se iban tallando los dientes uno a uno. Se han utilizado cuñas o chavetas para fijar el armazón de hierro, y no hay tornillos. Su aspecto se ha conseguido gracias a un complejo proceso de envejecimiento de las piezas, tanto en los modelos de hierro como en los de madera.

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Aparición del Reloj Mecánico